Claro, probablemente hay algunas cosas que todavía crees sobre el alcohol que simplemente no son ciertas, pero ¿y si te dijéramos que alguna vez hubo una creencia honesta en la posibilidad de que beber demasiado te provocaría una combustión espontánea? Según The Daily Beast, se registraron alrededor de 50 casos de combustión espontánea relacionada con el alcohol entre 1725 y 1847, porque bueno, todo el mundo tiene que ir de alguna manera.
A menudo se informaba que las víctimas de la combustión espontánea eran alcohólicos, y los traficantes de rumores comenzaron a difundir la idea de que, una vez ingerido, el alcohol se convertiría en una especie de gas inflamable que se acumularía y eventualmente explotaría.
Los casos fueron bastante convincentes y extraordinariamente gráficos, como la historia de una mujer de 180 libras que se redujo a 12 libras de ceniza después de beber un litro de whisky y luego arder en llamas. Incluso Charles Dickens fue un gran partidario de la teoría y escribió sobre ella en Bleak House. Si alguna vez hubo alguna duda real (y la hubo), eso no impidió que el Movimiento por la Templanza (a través de SUNY Potsdam) retomara la idea y la agregara a sus enseñanzas como una razón más por la cual el alcohol era malo. Estaban siguiendo los pasos de una serie de cruzados anti-licores que decían que cualquiera que bebía estaba cortejando una muerte feroz y, sinceramente, ese es un riesgo que estamos dispuestos a correr.